lunes, 6 de julio de 2020

Serie: El Acuerdo en la Pareja



La medida de la estatura de la plenitud de Cristo

La unidad en el acuerdo es un proceso. No podemos pensar que se va a lograr de manera instantánea ni mágica en el matrimonio. De hecho, todo, como hijos de Dios, es producto de un proceso. De manera personal, necesitamos trabajar para llegar a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo como hijos de Dios, ¿cuánto más en el matrimonio?

A veces, pensamos que eso se queda en la congregación y que habla solo de no contradecir a los líderes. Pero este código de reino es más profundo. Nuestro Padre celestial nos diseñó para que todos lleguemos a esa unidad. Espera que todos crezcamos en madurez, y que nuestra medida sea la estatura de la plenitud de Cristo. Cristo es nuestra medida, nuestro objetivo. En este contexto, plenitud, viene del griego pleroma, que quiere decir que la fuente sigue llenando el recipiente de manera continua y permanente, aún más allá de rebosar. En la plenitud de Cristo, no nos falta nada, tanto personalmente, como en el matrimonio.

A medida que, intencionalmente, trabajamos para crecer en esta medida, para llegar a la estatura de la plenitud de Cristo se notará la transformación que Cristo produce en nuestras vidas. En consecuencia, habrá transformación en nuestro matrimonio. La unión de una sola carne se acercará cada vez más al diseño de Dios. 

Este proceso de crecimiento como una sola carne nos dimensionará en todas las áreas de nuestro matrimonio. Entonces será natural entrar en acuerdos. Será natural orar juntos. Será natural amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia. Será natural someterse a la autoridad del esposo. Será natural ser la cabeza del hogar. Será natural respetar al marido. Será natural vivir en el vínculo de la paz.

Esto evitará que seamos niños fluctuantes, que se dejan llevar por opiniones que no tienen acuerdo con la mente de Cristo, ni con el sistema de este mundo, cuyo objetivo es la destrucción del diseño de Dios. Maduros como hijos de Dios, maduros como esposos. Sí podemos lograrlo, Dios nos capacitó para hacerlo.


Reflexionemos

¿Estamos dispuestos a crecer en el proceso hasta llegar a la estatura de la plenitud de Cristo? ¿Entendemos que es parte del diseño de Dios para el matrimonio y el acuerdo en pareja?

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