miércoles, 8 de julio de 2020

Serie: El Valor de la Intimidad en una Sola Carne


Consecuencias de salir del diseño


Dios creó a la mujer para responder al amor del hombre con quien está unida en una sola carne. «Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor», Efesios 5:22, entregándose totalmente a él. Una mujer que es amada, usualmente, no tiene problema para amar y corresponder. 

Cuando una mujer peca sexualmente, su entrega no está protegida por el diseño de Dios. En las relaciones falsas, no se valora lo que ella ha dado. Se desarrolla un vacío en su interior y, la satisfacción que busca, parece no poder encontrarla. El pecado sexual en la mujer se manifiesta en inseguridad, baja autoestima, quizá no puede responder físicamente a su esposo.

El hombre y la mujer que han sido heridos y lastimados por el pecado sexual buscarán satisfacción en conductas compulsivas tales como drogas, alcohol, comida en exceso, apuestas o en tener frecuentes compañeros sexuales. Sin embargo, cada vez la desilusión es mayor y la satisfacción que buscan se aleja más y más. «Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte» (Proverbios 14:12). 

Si ha perdido la pureza espiritual y física, Dios es quien puede restaurarla. Dios, quien diseñó la intimidad sexual, nos ha redimido de la maldición del pecado y de la muerte. Tanto desea nuestro amado Padre que conozcamos la intimidad, que ha provisto una forma de sanarnos cuando hemos perdido el rumbo. Si sientes que el sexo es sucio o temes disfrutarlo, Jesús quiere sanar también esa herida para que puedas disfrutar lo que Dios ha diseñado para ti en tu unión sexual en una sola carne. 

«Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal». Para ser sanado, piensa como Dios piensa, decide sacar de tu vida toda práctica sexual que has mantenido hasta ahora que no está de acuerdo con el diseño de Dios. Muere en esa área y deja que Cristo se exprese por medio de ti.

Pagar por tener sexo (prostitución), pornografía, lascivia, adulterio, intercambio de parejas, homosexualismo, lesbianismo, lujuria, no deben estar en tu vida. Una vez que mires estas cosas como Dios las mira, y estés arrepentido de lo que has hecho hasta hoy, aunque para el resto de la humanidad sea una práctica «normal», comenzarás a vivir de la manera correcta, según el diseño de Dios.  

Reflexiona

¿Se expresa Cristo en ti en esta área?

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